viernes, 27 de marzo de 2009

LA RESPIRACIÓN.

Se necesita cierto tiempo para aprender que una respiración “falsa” supone una actitud defectuosa de uno mismo, o con otras palabras, que no es el cuerpo el que respira mal, sino que es la persona la que está ahí de manera “falsa”, es decir, que no está en su “forma justa”. Para conseguir ésta, no basta con comprender conceptualmente el significado fundamental de la respiración; es igualmente necesario comprenderlo desde el interior. La respiración no es sólo el hecho de aspirar y de echar el aire; es un movimiento fundamental de la vida. Por la forma de respirar de un hombre, se puede conocer su actitud general frente a la vida. Toda modificación durable de la respiración supone un cambio de actitud frente a sí mismo y a la vida, y a la inversa, el ejercicio personal de la respiración, transforma todo el ser. Al igual que toda postura corporal “falsa”, un ritmo de respiración “falso” o una arritmia, son expresión de un bloqueo o de una alteración en el devenir del Ser divino interior indispensable para una vida sana a cualquier plano.
La respiración “justa” no es fruto de la voluntad, sino que va y viene por sí misma sin que el Yo, consciente o inconscientemente, haga nada. Si la respiración está bloqueada arriba, en la parte alta del diafragma o en los hombros, indica que el hombre es prisionero del Yo, que permanece a la defensiva y que, por consiguiente, no está todavía realmente abierto, ni a los otros, ni al mundo. Al no tener el Yo confianza, le hace creer que es él quien debe hacerlo todo y cuidar de todo, por lo tanto también de la respiración. No la deja que venga y se vaya naturalmente, sino que fuerza y deforma la espiración completa, profunda, con una resistencia. Este inconsciente bloqueo respiratorio es también un bloqueo en el Camino interior, que exige soltar presa, abandonar el Yo.
Lo primero, pues, que hay que aprender es a: dejar que el fenómeno de la respiración se haga por sí mismo. Esto es más difícil de lo que parece. Es difícil hacer que desaparezca la tensión involuntaria provocada por un Yo siempre inquieto, que se manifiesta por el control y bloqueo inconsciente de la respiración.

El hombre ha de recorrer un largo camino hasta aprender a respirar bien, conscientemente, dejando que la respiración se haga de modo natural. Un maestro zen, al que se le preguntó sobre su manera de ejercitarse en la respiración, contestó: “ Desde hace treinta años me esfuerzo por observar conscientemente la respiración, sin alterarla”....
Extracto del libro de Karlfried G. Dürckheim: “ HARA, CENTRO VITAL DEL HOMBRE”. Ediciones Mensajero.

miércoles, 18 de marzo de 2009

LO QUE LA MENTE CREE, EL CUERPO SE LO DA.

Tribu en el Norte de África

"Hay una tribu en el norte de África donde es costumbre que cuando alguien comete un hecho muy grave, por ejemplo matar otro miembro de la tribu, se hace una junta, una reunión de todos los jefes de la tribu.
Si lo encuentran culpable lo condenan a muerte. Lo maravilloso es que la condena significa hacerle una marca con tinta en el hombro. Es una marca, que en la tribu es el símbolo de la muerte.
A partir de ese día el condenado es alojado en una carpa a unos diez metros de los otros, nada más. Nadie lo toca, nadie le hace nada, si quiere comer, come, si quiere beber, bebe, nadie le dirige la palabra, nadie habla con él, está muerto.
Dos meses después de la condena, el reo muere, muere sin que nadie le haya tocado un pelo. Y no muere porque le pase algo en especial, ni porque la marca sea venenosa, muere solo porque cree que se tiene que morir.
En esa cultura el condenado está convencido de que se va a morir, y por supuesto se muere, literalmente se muere."

Cuidado con los pensamientos de desear morirse, al no sentirnos capaces de resolver los problemas que tenemos en nuestra vida, porque estamos llamando a la puerta de una enfermedad como paso previo a esa muerte deseada. Mejor poner toda nuestra energía en aprender a resolver nuestros problemas que huir de ellos. En nuestra sociedad la marca de muerte de la tribu africana podría ser el cáncer. Simplemente el hecho de creer que es una enfermedad mortal, de por sí ya puede provocar esa muerte lenta.
Extracto del C E N T R O N I L A Y A -Lola Feliu lola@centronilaya.com

martes, 10 de marzo de 2009

EL BAMBÚ JAPONÉS Y EL ÉXITO

"No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita seas!.
Hay algo muy curioso que sucede con el BAMBÚ JAPONÉS y que lo transforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas estériles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas, la planta de bambú crece...¡más de 30 metros!.
¿Tarda sólo seis semanas en crecer?
¡No! La verdad es que se toma siete años para crecer y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú genera un complejo sistema de raíces que le permiten sostener el crecimiento que vendrá después.
En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Quizá por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados a corto plazo abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente de que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos ( que todos tenemos), recordemos el ciclo de maduración del bambú japonés. Y no bajemos los brazos ni abandonemos por no ver el resultado esperado, ya que sí está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.
No nos demos por vencidos, vayamos gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que nos permitirán sostener el éxito cuando éste, al fin, se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia".



DEFINE EL ÉXITO A TU MANERA Y A TU MEDIDA:
"No dejes que sean otros los que digan cómo ha de ser tu éxito.
Porque otros te dirán donde llegar...pero no te dirán cómo, no te definirán el rumbo.
Si se lo permites entrarás en un laberinto, en una carrera que no es la tuya, por lo que pagarás un precio muy alto...Y nunca ganarás.
El rumbo sólo lo encuentras cuando eres tú quien define el éxito a tu medida.
Tu éxito significa tu finalidad en la vida.
Encuéntrate, reconócete, sé tú..
Eso te hará ser único o única.
Y la vida te premiará por ello más de lo que puedas imaginar hoy.
Deja de ser lo que crees que los otros quieren o esperan que seas.
Sería una verdadera lástima, más aún, una tragedia insoportable, que justo antes de morir dijeras: "¡Podría haber sido tan feliz! ¡Tuve tan buenas ideas! ¡Me gustaba tanto hacer tal cosa, se me daba tan bien que...!"
¡No me digas!
¡Haberlo pensado antes!
Justo ahora que se baja el telón vas y dices que te hubiera gustado que fuese distinto...
Seamos prácticos: para saber si vocación y profesión coinciden, plantéate si seguirías haciendo lo mismo si, de repente, por herencia o lotería, te cayesen del cielo diez millones de euros.
Si respondes sí, ya tienes esa cifra, porque estás haciendo lo que te gusta. O porque no le das importancia al dinero. Dicho de otra manera, porque el dinero no paga tu pasión.



"Es muy importante que hagáis lo que de verdad os importe. Sólo así podréis bendecir la vida cuando la muerte esté cerca". Elisabeth Kübler-Ross.

Extracto del libro de Álex Rovira: "La brújula interior".



jueves, 5 de marzo de 2009

SER AUTÉNTICO



“Todo camino es sólo un camino, y no hay afrenta alguna para uno mismo ni para los demás en abandonarlo si es eso lo que te dicta tu corazón”. Carlos Castaneda.



“La autenticidad es no cambiar lo que uno es y aceptar lo que uno tiene. Es la capacidad de manifestarse tal y como se es, sin ocultamientos. Lo auténtico es y tiene valor.
La autenticidad no es tratar de ser mejor. Esto es sentido del deber, es una obligación, es una orden, una fachada. La verdadera autenticidad es mostrarse, sin juicio, sin temor a ser descalificado.
Para poder alcanzar esto, uno tiene que trabajarse mucho. Porque no se trata sólo de mostrarse como uno es. Así cualquier descarado sería un ser auténtico. No hay que confundir y creer que se debe mostrar la verdad hasta el escándalo. Quienes dicen esto están menos interesados en lo primero que en lo segundo. Hay que decir la verdad sin escandalizar.
A veces queremos ayudar a alguien a ser auténtico, pero si yo no conozco el proceso, si yo no lo he hecho, estoy cometiendo un fraude contra la otra persona. Si yo mismo me avergüenzo ante él de mostrarme humano, conflictivo, irresuelto, desvalorado, bisexual, homosexual, heterosexual o con el problema que sea, no estaré siendo honesto.
Una persona auténtica lo es porque dejó de funcionar como una máquina. Ya no es programable. No responde a los programas del papá y de la mamá, tiene sus propios programas. Hay que estar atento pues el proceso de convertirse en persona es muy hermoso, significa la salud. Ese es el verdadero trabajo sobre sí mismo.
Tenemos que aprender a aceptar, porque es innegable que aunque la vida depende de nosotros y que construimos nuestro destino, ocurren cosas, que querámoslo o no, nos van a suceder, nos van a afectar; existen factores sociales, naturales y de otra índole que no están bajo nuestro control.
Hemos de aprender a renunciar a la seguridad. A una seguridad con un alto contenido egóico. La salud no es tener o no tener, es la aceptación de ambas posibilidades. Porque renunciar es algo real, es una capacidad muy sana. Nadie cree que puede haber una guerra. Nadie espera un terremoto. Agraciada o desgraciadamente cada quien enfrenta pruebas acordes a su tamaño. Esto es uno de los misterios de la vida, uno va teniendo las pruebas exactas que necesita y uno tiene que estar preparado para reconocerlo.
No podemos hacer mucho ante las decisiones que toma la vida o la naturaleza. Pero sí podemos presentar una actitud frente a ellas, podemos no oponer resistencia. Resistirnos a la corriente trae un sufrimiento innecesario. No hay que hacer problemas de un problema. Hay muchos cuentos sufis que tratan del no nadar a contracorriente, de dejarse ir. Eso no es una actitud pasiva sino una tensión para buscar el equilibrio, para sostenerse y mantenerse. No es pasividad, es una actitud de confianza y es una acción.”
Extracto del libro de Guillermo Borja: “La locura lo cura”. Editorial La Llave-D.H.



“Quisiera decir lo que pienso y siento hoy, con la condición de que quizá mañana lo contradiga todo.” Ralph Waldo Emerson.