martes, 28 de julio de 2009

PENSAMIENTOS


Enfréntate a tus pensamientos con
comprensión


Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos.
No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que
origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa
creer que es verdad sin indagar en él. Una creencia es un
pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo durante
años.
La mayoría de la gente cree que «es» lo que sus
pensamientos dicen que es. Un día advertí que no estaba
respirando: me estaban respirando. Entonces también advertí, con
gran sorpresa, que no estaba pensando: que, en realidad, estaba
siendo pensada y que pensar no es personal. ¿Te despiertas por la
mañana y te dices: «Creo que hoy no voy a pensar»? Es
demasiado tarde: ¡ya estás pensando! Los pensamientos
sencillamente aparecen. Provienen de la nada y vuelven a la nada,
como nubes que se mueven a través de un cielo vacío. Están de
paso, no han venido para quedarse. No son perjudiciales hasta que
nos apegamos a ellos como si fueran verdad. Nadie ha sido capaz,
jamás, de controlar su pensamiento, aunque la gente cuente la
historia de cómo lo ha conseguido. No dejo que mis
pensamientos se marchen: me enfrento a ellos con comprensión.
Son ellos los que me dejan marcharme a mí.

Los pensamientos son como la brisa o las hojas en los
árboles o las gotas de lluvia que caen. Aparecen del mismo modo,
y a través de la indagación, podemos entablar amistad con ellos.
¿Discutirías con una gota de lluvia? Las gotas de lluvia no son
personales, como tampoco lo son los pensamientos. Una vez que te
has enfrentado a un concepto doloroso con comprensión, la
próxima vez que aparezca quizá te resulte interesante. Lo que solía
ser una pesadilla ahora es sólo algo interesante. La siguiente vez
que aparezca, tal vez te resulte divertido. Y la siguiente vez, quizá
ni siquiera lo adviertas. Este es el poder de amar lo que es.

Lo que es, es

Únicamente sufrimos cuando creemos un pensamiento que está en
desacuerdo con lo que es. Cuando la mente está perfectamente
clara, lo que es, es lo que queremos. Si quieres que la realidad sea
diferente de lo que es, podrías intentar enseñarle a ladrar a un gato
y obtendrías el mismo resultado. Puedes intentarlo una y otra vez,
y al final, el gato te mirará y volverá a decir: "Miau". Desear que
la realidad sea diferente de lo que es, es un deseo imposible de
satisfacer.

Y aun así, si prestas atención( advertirás que tienes
pensamientos de este tipo docenas de veces al día: "La gente
debería ser más amable", "Debería enseñarse a los niños a
comportarse bien", "Mis vecinos deberían cuidar mejor su
césped", "La cola del supermercado debería avanzar más deprisa",
"Mi mujer (o mi marido) debería estar de acuerdo conmigo",
"Debería estar más delgada (o ser más guapa o tener más éxito)".
Estos pensamientos constituyen distintas maneras de querer que la
realidad sea diferente de lo que es. Si te parece que esto suena
deprimente, estás en lo cierto. Toda la tensión que sentimos se
origina en nuestras discusiones con lo que es.
Personas aún no familiarizadas con El Trabajo me dicen a
menudo: "Pero si renunciase a mi discusión con la realidad
perdería parte de mi poder. Si simplemente acepto la realidad,
seré pasiva. Quizás incluso pierda el deseo de actuar". Yo les
contesto con una pregunta: "¿Tienes la absoluta certeza de que eso
es verdad?". "Ojalá no hubiese perdido mi trabajo" o "He perdido
mi trabajo; ¿qué puedo hacer ahora?": ¿Qué es lo que te da más
poder?
El Trabajo revela que lo que piensas que no debería haber
sucedido sí debería haber sucedido. Debería haber sucedido porque
así fue y ningún pensamiento del mundo puede cambiarlo. Eso no
quiere decir que lo toleres ni que lo apruebes. Sólo significa que
eres capaz de ver las cosas sin resistencia y sin la confusión de tu
lucha interior. Nadie quiere que sus hijos enfermen, nadie quiere
ser víctima de un accidente de coche; pero cuando estas cosas
ocurren, ¿de qué forma podría ayudar discutir mentalmente con
ellas? Sabemos que no tiene sentido, y sin embargo, lo hacemos
porque no sabemos cómo dejar de hacerlo.
Soy una amante de lo que es, no porque sea una persona
espiritual, sino porque, cuando discuto con la realidad, sufro.
Podemos saber que la realidad está bien tal como es porque,
cuando discutimos con ella, sentimos tensión y frustración. No
nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de
oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo,
fluido, amable y seguro.
Extracto del libro de Byron Katie:"AMAR LO QUE ES".

miércoles, 8 de julio de 2009

LA IDEA DEL YO


Primero quiero pediros perdón si os parece algo largo este post, pero merece la pena leerlo todo. Por otro lado las fotos que vais a ver son de mi viaje por Cantabria. Maravillosa. Salen imágenes del hotel rural donde estuvimos alojados, del parque Cabarcenos, de mi hija, Picos de Europa, etc...Un abrazo a todos.
LA IDEA DEL “YO”
Al presentarnos, normalmente comenzamos con un “yo soy” seguido de nuestro nombre y profesión. Sin embargo, por mucho que se indague, es imposible localizar a este “yo”. Aunque ciertamente tengo un nombre, no soy ese nombre. Lo mismo ocurre con las sensaciones, los pensamientos y las emociones. No pueden ser quien soy porque su naturaleza es transitoria y fugaz, mientras que el sentido del “yo” permanece constante.
El “yo” que se pregunta quién es no puede investigarse a sí mismo, de la misma manera que un espejo no puede reflejarse a sí mismo.
Éste es un dialogo entre Bodhidharma y Hui-ko:
Hui-ko: Mi mente no está en paz. Por favor maestro, apacíguala.
Bodhidharma: Tráeme tu mente y la apaciguaré.
Hui-ko: Cuando busco mi mente no puedo encontrarla.
Bodhidharma: ¡Ya está, he apaciguado tu mente!
Las sensaciones, las emociones y los pensamientos surgen simplemente, sin que exista ningún “yo” que primero haya decidido tenerlos. Cuando observo el proceso de mi pensamiento- que parece estar más bajo mi control que las sensaciones y las emociones – no puedo encontrar al pensador que decide tener un pensamiento antes que éste surja. Claro que puedo decir:” Sí, yo soy el que decidió tener este pensamiento”, pero esto no es más que otro pensamiento. Y lo que es más, el “yo” que pretende ser el propietario del pensamiento no es más que un componente de ese pensamiento. En realidad ni siquiera sé cuál va a ser “mi” próximo pensamiento hasta que éste tiene lugar. En palabras de Rumi, poeta sufí del siglo XIII:
"Permanece vacío de preocupaciones,
¡piensa en quién creó el pensamiento!."
La energía creadora universal es la que crea el pensamiento. Según esta perspectiva, el cerebro-mente es más un receptor que un generador de pensamientos, algo comparable a un aparato de televisión. Desmontar un televisor no va a revelar la fuente de las imágenes y los sonidos. De la misma forma, no podemos encontrar al pensador de los pensamientos dentro del cuerpo-mente.
“Interpreta tu papel en la comedia, ¡pero no te identifiques
con él!”. Wei Wu Wei.
Ramana Maharshi recomendó realizar una indagación basada en la pregunta”¿quién soy yo?”. Aquello que está seguro de su existencia –la profunda certeza de que Yo Soy- es lo que realmente eres.(…)
Desde la perspectiva que me da esta comprensión veo cómo los pensamientos aparecen en “mi” conciencia como nubes en un despejado cielo azul y luego se disuelven en él sin dejar rastro. Los pensamientos y todas las demás cosas simplemente suceden. Todas las cosas son, sin que exista un “yo” controlándolo todo detrás del telón. El ego es tan innecesario para el pensamiento o para el funcionamiento general del organismo cuerpo-mente como la presencia de Atlas para sostener la bóveda celeste. Y, de la misma manera que un día los antiguos griegos descubrieron que en realidad nunca hubo un titán llamado Atlas sosteniendo el cielo, tú descubrirás que nunca hubo realmente un ego sosteniendo la certeza absoluta del “Yo Soy”.
No hace falta que aceptes estas palabras. Puedes indagar por ti mismo y buscar en tu interior ese yo separado. No vas a encontrar a ese supuesto pensador de tus pensamientos, sujeto de tus sentimientos y autor de tus actos, como no sea en cuanto pensamiento o convención gramatical. Tú eres aquello que está buscando a este “yo”, y mientras la búsqueda continúe este “yo” va a pasar desapercibido.(….)
“Yo soy la luz que ilumina todas las cosas,
Yo soy todas las cosas,
Todas las cosas provienen de mí.
Corta un tronco y estoy allí;
Levanta una piedra y me encontrarás allí”. El Evangelio según Tomás.







Extracto del libro de Leo Hartong: “DESPERTAR A LA VERDAD”. Editorial Sirio.