viernes, 27 de febrero de 2009

REGALO A LA HUMANIDAD

Un buen día, una mujer canadiense llamada Oriah Mountain Dreamer, conocedora de las costumbres y creencias de los indios norteamericanos, nos dejó escrito el siguiente regalo para toda la humanidad:


" No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.


No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.


No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de desimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.


Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.


No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma...


Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.


Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: "¡Sí!".


No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.


No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.


No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.


Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío".

"Trata a un hombre tal como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede llegar a ser y se convertirá en lo que puede llegar a ser." Goethe.

VIVIR CUESTA MUY POCO, PERO...

"En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos." Mahatma Gandhi.





Carta 2

“Nadie necesita ayuda para tener problemas.” Proverbio mahorí.

Querido y ocupado jefe:
Han pasado ya bastantes días y no he recibido respuesta a mi anterior carta. Sé que estás muy ocupado con el tema de los presupuestos, que vas de reunión en reunión, pero me extraña que no te hayas dignado al menos a mandarme un acuse de recibo.
Tal vez necesitas más argumentos para darte cuenta de que realmente estamos ante una situación preocupante…
A ver qué te parecen éstos:
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho público recientemente el siguiente dato: la depresión es la primera causa de discapacidad en el mundo y es el origen del 27 por ciento de las discapacidades que se registran cada año.
- Se prevé un incremento de hasta un 50 por ciento en el número de personas que se verán afectadas por la depresión en los paises occidentales en los próximos 25 años.
- Las urgencias psiquiátricas han aumentado entre un 10 y un 20 por ciento en todo el mundo en los últimos 10 años. La OMS alerta de que los trastornos mentales se convertirán en breve en el principal problema de los países desarrollados o en vías de desarrollo. Los trastornos más comunes atendidos en los servicios de urgencias de los hospitales son los emocionales, la angustia y, como no, la depresión. Las causas de este incremento están motivadas, según las fuentes oficiales, “ por una ruptura en los hábitos sociales, donde predominan la soledad, la presión social y la angustia”. Repito y desgloso:
La soledad.
La presión social.
Y la angustia.
Lee detenidamente los párrafos anteriores y verás que aparece una enorme paradoja, una contradicción tragicómica de gigantescas dimensiones: ¡estar desarrollado o en vías de desarrollo te lleva a la depresión, a la soledad y a la angustia, fruto de la presión social!
O sea: ¡ESTAR DESARROLLADO ES UN PROBLEMA!
Necesito oxígeno, aire…
Salgo a la ventana y grito:
¡Socorro! ¡Que alguien me ayude a comprender esto!
Y digo yo, humildemente, que tendremos que someter a revisión el concepto “desarrollo”…¿o no? ¡Porque me niego a que mis hijos vivan en un mundo peor!
¡Me niego!
¿Por qué está ocurriendo esto? ¿Qué hacemos mal?
Porque está claro que alguna cosa hacemos mal, a menos que el objetivo sea que todos estemos deprimidos dentro de cien años, o que la norma, lo “normal” en la sociedad en la que vivan nuestros hijos, sea estar deprimido.
¿No crees, como yo, que nos estamos complicando la vida?


VIVIR CUESTA MUY POCO, PERO PODEMOS COMPLICARLO TANTO COMO QUERAMOS.


Coincidirás conmigo en que, en esencia, el acto de vivir es muy simple, especialmente si va acompañado de una sana conciencia, de capacidad para pensar y de libertad para decidir. Pero si nuestra mente, como te comentaba en mi carta anterior, se rige por la orden de "ganarse la vida", la cosa empieza a complicarse.


El conjunto de las experiencias relacionadas con el trabajo son vividas entonces como una dura competencia, muchas veces ligada a un esfuerzo en el que puedes realmente acabar dejándote la vida, bien porque ésta pasa y no te enteras de que has vivido, bien porque el corazón o el cuerpo te dicen: "¡Basta, me rindo, lo dejo aquí porque esto no hay quien lo aguante!" ( ya sabes, lo que le pasó a Valdés, el jefe de ventas, hace un par de semanas: un colapso como una casa).


Espero, apreciado jefe, que esto no nos pase a nosotros.


Tuyo,


Álex.


P.D. Dice Anthony de Mello: "Con la vida ocurre lo mismo que con los chistes: lo importante no es lo que duren, sino lo que hagan reír". Sería bueno que pensáramos en ello.


Extracto del libro de Alex Rovira: "La brújula interior". Editorial Empresa Activa.

jueves, 19 de febrero de 2009

CARTA A LA VIDA



CARTA 1:
Una frase perversa: “Hay que ganarse la vida”
“Me ganaba la vida... pero no la vivía.”
Una de las frases más frecuentemente citadas por los enfermos terminales, según ELISABETH KÜBLER ROSS, la principal autoridad mundial sobre el acompañamiento a enfermos terminales.

“El hecho de que una opinión la comparta mucha gente no es prueba
concluyente de que no sea completamente absurda.” BERTRAND RUSSELL.

Querido jefe,
Hace un buen rato que intento acabar el informe que me has pedido, pero no puedo concentrarme.
Ya sabes que suelo responder con eficacia a tus indicaciones, pero algo en mi interior se niega hoy a seguir redactando fríos y descorazonados memorándums. Por contra, cuando me he puesto escribirte esta carta, mi pulso se ha acelerado y mis dedos han empezado a danzar livianamente sobre el teclado del ordenador. Seguro que te preguntarás por qué te escribo una carta en lugar de enviarte un e-mail o simplemente llamarte al móvil. No estoy seguro, pero creo que tiene que ver con la distancia y la ausencia de prisas. Dicho de otra manera, la carta me da la posibilidad de escribir pensando, de volver atrás y rectificar, de explicarme sin la incómoda sensación de que tengo que ser breve para no hacer perder el tiempo a mi interlocutor. Sin la premura de otros medios, en definitiva. Y lo que te quiero explicar, como verás, no admite prisas.
El caso es que hay una cosa que me tiene preocupado, a ratos estupefacto y a ratos cabreado, y que no me deja conciliar el sueño desde hace semanas. Es algo sencillo y fácil de entender, pero a la vez terriblemente profundo. Quizá te parezca banal a simple vista, pero tengo razones para pensar que es esencial para nuestro futuro como personas y como sociedad. Te lo diré sin rodeos: la gente no es feliz. Por supuesto, es una generalización, pero más extendida de lo que muchos creen.
Desde hace algún tiempo, cuando pregunto a mis amigos y compañeros algo tan simple como “¿qué tal?”, obtengo respuestas como éstas: “Pse, tirando” (del carro, evidentemente, con lo que la identificación con un animal de tracción es obvia). “Ya ves” (que en realidad quiere decir: “Decídelo tú, porque yo ni me veo”). “Vamos haciendo” (en un gerundio sin fin). Fíjate, “vamos” y no “voy”, porque en esta situación es mejor sentirse acompañado. “Luchando” (como si la vida fuera una guerra). “Pasando” (¿por el tubo?). “No me puedo quejar” o su versión extendida “No nos podemos quejar”, donde el que responde asume, en un alarde de masoquismo, que podría estar peor. O el ya frecuente “jodido, pero contento”, en el que se manifiesta que el estado natural de uno es estar jodido.
Son muy pocos los que contestan “¡bien!” y casos aisladísimos los que espetan un asertivo, sincero y convencido “¡muy bien!”. Así que está claro que alguna cosa falla.
La realidad, la de hoy, la que percibo a mi alrededor, es que millones de personas van cada día a
trabajar con tristeza y resignación, sin otra esperanza para salir de su desgraciada circunstancia que acertar en la lotería y llegar por un atajo a la felicidad.
Son muchos los que trabajan en oficios que no les realizan, que andan estresadísimos, que sienten
profunda y tristemente que cobran menos de lo que valen y que, en definitiva, se sienten mercenarios de una hipoteca. Y dicen...
“No puedo cambiar.”
“Tengo una hipoteca a treinta años.”
“Tengo una familia a la que sacar adelante.”


“Soy un profesional con unos compromisos muy fuertes que debo mantener, ¿qué otra cosa podría hacer?”.
Llevo tiempo dándole vueltas y creo que esta infelicidad tiene mucho que ver con una frasecita
perversa que todos conocemos bien. Yo la he oído a lo largo de toda mi vida, desde que era un crío. Es una expresión que forma parte de nuestro lenguaje aceptado y compartido. Está en el centro de nuestra vida y, probablemente por eso mismo, nunca reflexionamos sobre sus implicaciones.
Tiene apariencia inofensiva, la muy puñetera, pero no hay que fiarse. Si la escuchas sin prestar mucha atención, dices: “Vale, ¿y qué?”. Pero si te paras a pensarla, a rebuscar entre las palabras, sacas conclusiones escalofriantes.
Voy directo al grano. La frase en cuestión es corta, sólo tiene cinco palabras y es: “Hay que ganarse la vida”.
¿Qué, cómo la ves? ¿Alguna reacción a bote pronto?
¿Te dice algo? ¿Se activa alguna alerta en tu mente?
Lo cierto es que a mí no me decía nada hasta que hace un par de semanas, en una reunión con unos clientes, se la oí decir resignadamente a uno de ellos. Entonces, de pronto, me vino a la cabeza el siguiente pensamiento (prepárate, porque es sorprendente): DECIR QUE NOS TENEMOS QUE GANAR LA VIDA IMPLICA PARTIR DE LA PREMISA DE QUE LA VIDA ESTÁ PERDIDA.
Has leído bien, sí, ¡perdida! ¡Y esto es fuerte, muy fuerte! Y, sin embargo, todos o casi todos lo
tenemos asumido como normal, como lo que toca, como lo que es, como lo que hay.
Y si asumimos la perversión de esta frase tan socialmente aceptada y muy escasamente pensada, lo mejor que podemos esperar de nuestra existencia, el mejor de los futuros imaginables, es recuperar algo que, en realidad, nos es consustancial. Para no vivir como muertos, nos pasaremos la vida intentando “ganárnosla”. Con resignación y, según el carácter de cada uno, con un poso de mala leche en el fondo.
¡Y todo porque nos han hecho creer que la vida, aquello que está en el origen de la existencia, de la conciencia, de la felicidad, de la creatividad, del amor, de la intimidad, nos la tenemos que ir ganando! ¡Que cuando nacimos el tema estaba perdido!
Y desde pequeñitos nos lo tragamos, ¡zas!, sin rechistar, ¡directo al inconsciente!
Tenemos que hacer algo al respecto, jefe, y cuanto antes mejor, si queremos una vida feliz y que este sea un mundo mejor. Y, de paso, si queremos conseguir que nuestra empresa prospere, porque seguro que no se te escapa que una cosa va ligada a la otra.
¿Cómo podemos cambiar esta manera de pensar...? Yo no soy psicólogo ni filósofo, pero tengo mis ideas, como cualquiera. Así que te propongo una cosa: demos un nuevo significado y una nueva forma de expresión a esta frase y logremos así que las personas establezcan un nuevo punto de partida, reasignen el valor de la vida en su cerebro y definan una nueva “posición existencial de partida”, más sana y menos sometida y resignada.
¿Qué te parece? Mi propuesta es que abramos los ojos y nos olvidemos de esta frase, ya que...
... LA VIDA NO TIENE QUE SER GANADA
PORQUE ESTÁ GANADA DESDE QUE NACEMOS.
Tú eres una persona razonable, por lo que confío en que sabrás entender estas inquietudes que te transmito. Es más, estoy seguro de que estos pensamientos han debido rondar ya por tu cabeza y has llegado a conclusiones que a mí se me escapan (por algo eres el jefe).
Así que espero con ansia tu respuesta a estas líneas.
Con un afectuoso abrazo,
Álex
PD. Ya lo decía el sabio escritor estadounidense Henry David Thoreau... ¡en el siglo XIX!: “No hay nadie tan equivocado como aquel que pasa la mayor parte de su vida ganándose la vida”.


Capítulo 1 del libro de ALEX ROVIRA: "LA BRÚJULA INTERIOR". Editorial Empresa Aciva 2003

martes, 17 de febrero de 2009

¿QUIÉN SOY YO?



" Gnosti te auton: conócete a tí mismo. Estas palabras estaban grabadas sobre la entrada al templo de Apolo en Delfos, sede del sagrado oráculo. En la antigua Grecia, la gente acudía al oráculo con la esperanza de averiguar qué les reservaba el destino o qué línea de acción seguir en una situación particular. Es probable que la mayoría de los visitantes leyera estas palabras al entrar en el edificio, sin darse cuenta de que indicaban una verdad más profunda que cualquier cosa que pudiera decirles el oráculo. Puede que tampoco se dieran cuenta de que, por grande que fuera la revelación o precisa la información que recibían, al final no les serviría de nada, no los salvaría de la nueva infelicidad y sufrimiento que crearían por sí mismos, si eran incapaces de descubrir la verdad oculta en esa recomendación: conócete a ti mismo. Lo que implican estas palabras es: antes de hacer otra pregunta, plantéate la pregunta más fundamental de tu vida: ¿quién soy yo?.


Las personas inconscientes - y muchos permanecemos inconscientes, atrapados en nuestros egos, toda una vida - te dirán enseguida quiénes son: su nombre, su profesión, su historia personal, la forma o estado de su cuerpo, y cualquier otra cosa con la que se identifiquen. Otros pueden parecer más evolucionados porque piensan en sí mismos como un alma inmortal o un espíritu divino. Pero ¿se conocen de verdad a sí mismos, o sólo han añadido al contenido de su mente unos cuantos conceptos que suenan a espirituales? Conocerte a tí mismo es algo mucho más profundo que adoptar un conjunto de ideas o creencias. Las ideas y creencias espirituales pueden ser, en el mejor de los casos, indicadores útiles, pero en sí mismas nunca tienen el poder de desalojar los conceptos centrales de lo que tú crees que eres, que forman parte del condicionamiento de la mente humana. Conocerte profundamente a ti mismo no tiene nada que ver con las ideas que flotan en tu mente, sean las que sean. Conocerte a ti mismo es estar enraizado en el SER, en lugar de perdido en tu mente.


Nadie puede decirte quién eres. Sería sólo otro concepto, así que eso no te cambiará. Quién tú eres no necesita creencias. De hecho, toda creencia es un obstáculo. Ni siquiera necesita que te des cuenta, puesto que ya eres quién eres. Pero, si no te das cuenta, quién tú eres no brillará en este mundo. Permanecerá en lo no manifestado, que es, por supuesto, donde más a gusto estás. Entonces eres como una persona aparentemente pobre que no sabe que tiene una cuenta bancaria con 100 millones de euros, y así su riqueza se queda como un potencial no manifestado.
La gente cree que su felicidad depende de lo que le ocurra, es decir, depende de la forma. No se dan cuenta de que lo que ocurre es lo más inestable del universo. Cambia constantemente. Miran el momento presente como si estuviera estropeado por algo que ha ocurrido y no debería haber ocurrido, o como si le faltara algo que debería haber ocurrido y no ocurrió. Y así se pierden la perfección profunda que es inherente a la vida misma, una perfección que siempre está ahí, que se encuentra más allá de lo que ocurre o deja de ocurrir, más allá de la forma. Acepta el momento presente y encontrarás la perfección que es más profunda que cualquier forma y no está afectada por el tiempo.
El gozo de vivir, que es la única felicidad auténtica, no puede llegarte a través de ninguna forma, posesión, logro, persona o suceso; de nada que suceda. Ese gozo no puede llegarte nunca. Emana de la dimensión sin forma que hay dentro de ti, de la Conciencia misma, y es una misma cosa con lo que tú eres. "


Extracto del libro de ECKART TOLLE : " UN NUEVO MUNDO, AHORA". Editorial Grijalbo.


viernes, 13 de febrero de 2009

DEL ERROR DE DESCARTES A LA VISIÓN DE SARTRE

" El filósofo del siglo XVII Descartes, considerado el fundador de la filosofía moderna, expresó este error primario en su famoso dicho (que él consideraba una verdad primaria), "Pienso, luego existo" . Esta fue la respuesta que encontró para la pregunta <<¿Hay algo que pueda saber con absoluta certeza?>>. Se dió cuenta de que el hecho de que estaba siempre pensando estaba fuera de toda duda, y en consecuencia equiparó pensar con SER, es decir, la identidad - yo soy- con el pensamiento. En lugar de la verdad definitiva, había encontrado la raíz del ego, pero él no lo sabía.


Pasaron casi trescientos años hasta que otro famoso filósofo viera en aquella frase algo que Descartes, y todos los demás, habían pasado por alto. Su nombre era Jean Paul Sartre. Examinó a fondo la frase de Descartes, "Pienso, luego existo", y de pronto se dio cuenta, según sus propias palabras, de que "la conciencia que dice`existo` no es la conciencia que piensa" , ¿Qué quería decir con eso?. Cuando eres consciente de que estás pensando, esa conciencia no forma parte del pensar. Es una dimensión diferente de conciencia. Y es esa conciencia la que dice "existo". Si en ti no hubiera nada más que pensamiento, ni siquiera sabrías que estás pensando. Serías como un soñador que no sabe que está soñando. Estarías tan identificado con cada pensamiento como el soñador con cada imagen de su sueño. Muchas personas siguen viviendo así, como sonámbulos, atrapados en estructuras mentales viejas y disfuncionales que continuamente recrean la misma realidad de pesadilla. Cuando sabes que estás soñando, estás despierto dentro del sueño. Ha intervinido otra dimensión de la conciencia.


Las implicaciones de la visión de Sartre son profundas, pero él mismo estaba demasiado identificado con el pensamiento para darse cuenta de toda la importancia de lo que había descubierto: la emergencia de una nueva dimensión de la conciencia. "





Extracto del libro de ECKHART TOLLE: "Un nuevo mundo, ahora". Edit. Grijalbo.





Creo que se explica por sí solo el Gran Sueño que muchos de nosotros sufrimos aún. En el Budismo a la mente la consideran como "maya", pura ilusión, en el sentido de que nos identificamos con ella, cuando en realidad nosotros somos más bien la conciencia, el Ser, que es consciente del pensamiento, de nuestras emociones, etc.. Al igual que veo ahora mi ordenador, veo también en mi mente mis pensamientos, emociones, etc, pues por lo mismo que no me identifico con mi ordenador, tampoco debería hacerlo con mi mente, con su contenido.


A algunos de vosotros os puede parecer todo esto raro, incomprensible, pero os digo que cuando una persona tiene una experiencia "mistica", da igual aquí o en China, ahora o hace veinte siglos, todos han tenido la misma "visión", en esencia todos han hablado de lo mismo. Yo mismo he leido relatos de todas las religiones importantes y todo son coincidencias...


El ego es ilusiorio, nos identificamos con un ideal de nosotros mismos el cual luego lo defendemos a muerte, y sin embargo no tiene esencia real, sólo es una corriente de pensamientos formada desde que nacemos por los demás, al principio, y luego mantenida por nosotros.


La meditación zen, la que yo practico, y cualquier otra técnica seria, te hace percibir esta gran Verdad. Os hace ser personas más reales, tomando consciencia, y cada vez más tiempo, de éste sueño en el que vivimos.


Cuando estás sufriendo en una pesadilla y despiertas, ya no hace falta nada más para reirte y saber que todo era falso verdad?. Pues lo mismo te digo cuando tienes un pequeño "despertar" en esta vida, te reiras de lo que hace un segundo te hacía sufrir irremediablemente. Es maravilloso, descubres, como algunas veces habrás leído, que todo es Perfecto, cada cosa ocurre en el momento adecuado.

viernes, 6 de febrero de 2009

¿QUÉ ES EL EGO?




" El ego es justo lo contrario de tu verdadero ser. El ego no eres tú, sino el engaño creado por la sociedad para que te entretengas con esa baratija y no te plantees preguntas sobre lo verdadero. Por eso insisto tanto en que, a menos que te liberes del ego, jamás llegarás a conocerte.



Naciste con tu auténtico ser. Después empezaron a crearte un falso ser: eres cristiano, eres católico, blanco, alemán, perteneces a la raza elegida por Dios, estás destinado a dominar el mundo, etcétera. Crean una falsa idea de quién eres. Te ponen nombre y en torno a ese nombre crean ambiciones, condicionamientos.



Y poco a poco -porque lleva casi una tercera parte de la vida- actúan sobre el ego en el colegio, en la iglesia, en el instituto, en la universidad... Cuando acabas la universidad has olvidado por completo tu ser inocente. Eres un gran ego que ha superado la universidad con matrícula de honor y está preparado para salir al mundo.



Ese ego tiene toda clase de deseos y ambiciones, y quiere estar siempre por encima de todo. Ese ego se aprovecha de tí y no permite ni que vislumbres tu auténtico ser, cuando tu vida está precisamente ahí, en la autenticidad. De ahí que el ego solo produzca tristeza, sufrimiento, lucha, frustración, locura, suicidios, asesinatos...toda clase de crímenes.



Quien va en pos de la verdad tiene que empezar por este punto: descartar cuanto la sociedad le ha dicho que es. Tú no eres eso, porque nadie sino tú puede saber quién eres; ni tus padres, ni tus profesores, ni los sacerdotes. Salvo tú mismo, nadie puede penetrar en la intimidad de tu ser, nadie sabe nada de ti, y todo lo que han dicho sobre ti es falso.



Déjalo a un lado. Desmantela todo ese ego. Al destruir el ego, descubrirás tu ser, y ese descubrimiento es el mayor que se puede dar, porque supone el inicio de una nueva peregrinación hacia la felicidad absoluta, hacia la vida eterna.



Se puede elegir, entre la frustración, el sufrimiento, la tristeza, seguir aferrándose al ego y alimentándolo, o la paz, el silencio y la felicidad; pero para eso hay que recobrar la inocencia.



El ego te mantiene a la espera: mañana, cuando triunfes, te alegrarás. Naturalmente, hoy tienes que sufrir, tienes que sacrificarte. Si quieres triunfar mañana, tienes que sacrificarte hoy. Has de merecerte el título, y para eso haces toda clase de ejercicios. Solo es cuestión de sufrir durante algún tiempo y después te alegrarás. Pero ese mañana nunca llega. Nunca ha llegado.



Como el ego es ficticio, en algunos momentos te libras de él. Como es una ficción, sólo puede mantenerse si tú lo mantienes. La ficción requiere un mantenimiento, al contrario que la verdad, y de ahí la belleza de la verdad. Pero una ficción hay que pintarla continuamente, apuntalarla aquí y allá, porque se desmorona sin cesar. Cuando consigues apuntalarla por un lado, empieza a desmoronarse por el otro.



Y eso es lo que hace la gente toda su vida, intentar que la ficción parezca verdad. Si tienes más dinero, puedes tener un ego más grande, un poco más sólido que el de un pobre. Por suerte nadie puede mantener esa vigilancia las veinticuatro horas al día. De modo, que a veces, sin querer, vislumbras durante unos momentos la realidad sin el ego como barrera. En esos momentos se vislumbra que la religión no ha muerto. No se debe a los sacerdotes; por el contrario, ellos han hecho todo lo posible para matarla.



La religión no ha muerto gracias a esos escasos momentos que experimentamos casi todos. Toma nota de ellos, absorbe su espíritu, permite que se produzcan más, crea espacios para que ocurran con más frecuencia. ESE ES EL VERDADERO CAMINO PARA BUSCAR A DIOS. NO VIVIR EN EL EGO ES VIVIR EN DIOS. "



Extracto del libro de OSHO titulado "El libro del ego: liberarse de la ilusión" Edit. Grijalbo.